Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Maestría en Lectura y Escritura
Curso: Fundamentos Pedagógicos de la Lectura y la Escritura
Profesora: Angélica Silva
Instituto Pedagógico de Caracas
Subprograma de Maestría en Lectura y Escritura
Curso: Fundamentos Pedagógicos de la Lectura y la Escritura
Profesora: Angélica Silva
Participante: Romy Rodríguez
Cohorte: 2008-III
Cohorte: 2008-III
Resumen comentado
Bibliografía:
Machado, A. (1995). “Ideología y libros para niños”. Revista latinoamericana de literatura infantil y juvenil, 1,2-13.
Vocabulario:
Ideología en los libros: tiene que ver con todo el conjunto de creencias culturales que refleja el autor en su obra.
Lectura crítica: requiere la realización de un esfuerzo intencionado por alcanzar niveles elevados de procesamiento que permitan introducirse en el contenido del texto, y esto implica: conocer a profundidad sus elementos, sus interrelaciones y las estructuras que definen la organización de la información. (Cabalen y Sánchez, 1996).
Creencias culturales: representa todo ese acervo de costumbres, hábitos y tradiciones que tiene una determinada sociedad y que se transmiten de una generación a otra.
Literatura infantil: es un tipo de literatura que esta dirigido esencialmente a los niños y niñas. Entre sus características se encuentra: (a) debe tener una gran calidad estética y creativa y (b) estar adaptada a las características peculiares de la etapa biológica, psicológica e intelectual de los infantes (Bernal, 2005).
Resumen:
Machado (1995) en su artículo, “Ideología y libros para niños”, plantea algunas reflexiones relacionada con la problemática existente en cuanto a la carga ideológica que poseen los libros, especialmente, aquellos escritos para niños. En este sentido, sostiene la autora que ningún texto es ideológicamente inocente; la ideología siempre ha estado presente desde sus inicios, desde que empezaron a escribirse los primeros libros para niños. Dice la autora que ello se debe a que siempre hay un reflejo de la persona en lo que escribe. De allí, que todo libro refleje el conjunto de creencias culturales del momento histórico al que pertenece al autor. Ante esta situación, Machado considera que hay que actuar de manera inteligente, y para ello sugiere las siguientes recomendaciones: (a) desarrollar la capacidad crítica de los niños cuando leen, (b) leer los libros que nuestros hijos leen para poder comentarlo y poder describir las ideología presente en el texto, y (c) plantear la promoción y selección de literatura de calidad y variedad. Finalmente, asevera la autora que las recomendaciones antes mencionadas representan el único medio disponible para no quedarse atrapado en un determinismo ideológico y ser manipulado por ella.
Comentario crítico:
A lo largo del artículo Ideología y Libros Para Niños la escritora Ana María Machado nos pasea un poco por ese otro contenido presente de manera recóndita en los libros, específicamente, en los libros de literatura infantil. Contenido del que ni los lectores adultos, generalmente, logran advertir -pero que está allí- y va ejerciendo o determinando patrones de conductas, anti valores, formas de sometimientos, personajes o escenarios estereotipados, irrespeto hacia algunos grupos sociales, religiosos, entre otros aspectos.
Ahora bien, ante esa realidad incuestionable resulta relevante y decisivo el papel que desempeñan los docentes, sin restarle importancia al papel de los padres y representantes. Sin embargo, quiero enfocar mi atención específicamente en los docentes, puesto que es el ámbito de mi interés. Resulta pues pertinente, ante el objeto de crítica del artículo realizarse las siguientes interrogantes: ¿Poseen los docentes conocimientos de la ideología existente en los libros infantiles? y si los tienen ¿qué estrategias –o como dice la autora- qué tan inteligente están siendo para evitar que los alumnos, en su vulnerabilidad, sean influenciados por dichas ideologías?
En primer lugar, y sin temor a equivocarme estoy convencida que en la mayoría los docentes, y muy particularmente aquellos docentes que se desempeñan en la educación inicial, primera y segunda etapa, no tienen noción o tienen de manera muy superficial idea de la carga ideológica que se encuentra sumergida en los textos escolares y en los libros de literatura infantil. Y esto se debe, por un lado, al escaso contenido contemplado en el pensum de estudio referido a la lengua y la literatura en las especialidades de Educación Preescolar y Educación Integral. Situación que es verdaderamente preocupante ya que son los docentes de esas especialidades los que van a estar a cargo de los niños en la etapa de mayor vulnerabilidad y cuando están más propensos a ser víctimas de lo ideológico. Por otro lado, se encuentra el hecho de que un número significativo de docentes de los niveles antes mencionados, no ha dado preponderancia a la lectura y la escritura de textos literarios o estéticos, pues otra pregunta interesante en este sentido es ¿qué es estético para uno y otros?
En segundo lugar, otro factor influyente en el desconocimiento de los profesionales de la docencia en cuanto a la ideología presente en los libros infantiles, es que existe un significativo número de docentes que no se ha interesado en realizar ningún tipo de actualización en la materia, y mucho menos sienten la inquietud de efectuar estudios de postgrado en el área de lectura y escritura o la literatura. Ello, en mi opinión, ha dado cabida sin ningún tipo de resistencia, a la poca información que disponen estos maestros sobre las diferentes corrientes ideológicas plasmadas en los textos infantiles.
Todo este panorama permite, entonces, dar respuesta a la segunda interrogante planteada, ya que es evidente que los profesionales de la docencia (exceptuando a un número limitado) no posee las herramientas necesarias para hacer frente o minimizar las consecuencias derivadas de la ideología de los libros infantiles. En otras palabras, nuestros niños e incluso los mismos maestros, se encuentran indefensos ante cualquier mensaje ideológico que los diferentes autores de manera intencional o no manifiestan en sus libros. Y lo más preocupante es que toda esta situación pasa desapercibida por los docentes, es decir, los docentes no son conscientes de las repercusiones que puede ejercer en la formación de los educandos el seleccionar uno u otro texto sin atender a un criterio ideológico consentido por la mayoría.
Para finalizar, puedo decir que cada día me convenzo más de la importancia que tiene y debería tener la realización de estudios de postgrados para cualquier docente con verdaderas intenciones de mejorar y brindar aportes al sistema educativo. Particularmente, aquellos aportes vinculados a la lectura y escritura y la promoción de lo literario, que en definitiva son aspectos trascendentales e imprescindibles en la formación integral del ser humano. Por otra parte, los que estamos cursando la maestría de lectura y escritura debemos conceder gran significado a la reflexión presentada por Machado y hacernos multiplicadores de sus ideas, puesto que es imperioso que empecemos a dejar de ser lectores pasivos, para convertirnos en lectores críticos ante lo que leemos y, sobre todo, ante los libros que utilizamos para desarrollar nuestra práctica educativa con los educados. Para ello, resulta fundamental apropiarse y reformar las recomendaciones de la autora: (a) desarrollar la capacidad crítica de los niños cuando leen, (b) leer los libros que nuestros alumnos leen para poder comentarlo y poder describir las ideología presente en el texto, y (c) promocionar y seleccionar una variedad de libros para evitar que nuestros estudiantes sean objeto de manipulaciones ideológicas.